Hoy 24 de marzo de 2012, nuestro país conmemora un nuevo aniversario de la instauración de la última y más sanguinaria dictadura militar, que tomó el poder un 24 de marzo de 1976. Una dictadura que ha dejado marcas imborrables en la sociedad, heridas aún abiertas que demandan reparación histórica, justicia y verdad, y también un legado de valores y problemáticas, que décadas después aún tiene lamentable vigencia en la sociedad.
Aquel Golpe de Estado que inauguró el período más oscuro de nuestra historia, significó la aplicación del terrorismo de estado en una escala y con una fuerza brutal, la persecución, desaparición forzada y la muerte de miles y miles de compatriotas, el exilio de otros tantos, el robo y expropiación de bebés, la violación de todas las libertades y derechos ciudadanos, la anulación de las actividades políticas y sindicales, la censura en escuelas, universidades, en el ambiente de la cultura y los medios de comunicación, el desmantelamiento de la industria nacional, la implantación de un modelo económico neoliberal que explotó en 2001 y generó pobreza, desempleo y exclusión, el impulso de un guerra irracional y suicida como Malvinas, que derivó en más muertes, entre otras tantas tragedias. Pero también, nos dejó otras secuelas y herencias pesadas, que perduraron con el tiempo, aún tras el retorno de la democracia y que forman parte de nuestra sociedad y nuestra cultura, más allá de que en los últimos años hubieron transformaciones saludables: el individualismo, la indiferencia, la poca preocupación por la “cosa pública”, el desinterés por la participación cívica y política, el famoso slogan “no te metas”, fueron valores reforzados e instalados con gran éxito en buena parte de nuestra sociedad, gracias al accionar siniestro y efectivo del gobierno de facto.
A 36 años del 24 de marzo de 1976, la Comuna de Bigand se suma y adhiere a la sentida conmemoración de ese genocidio que vivió nuestro país, anhelando que la sociedad unida se encolúmne en la memoria activa de aquel terrible proceso dictatorial, bregando por la justicia y la verdad, porque un país que no se abandona al olvido y es capaz de reparar sus errores y tragedias históricas, es un país que muestra signos de maduración y crecimiento e invita a esperanzarse con un futuro más promisorio.
